Autor: Rose Estes.
Ilustrador: Jim Holloway (Portada de Larry Elmore).
Fecha de publicación: 1985 (Original 1982).
Número de páginas: 152.
Número de fines: 14 (Buenos: 2 - Regulares: 4 - Malos: 8).
Sinopsis: Eres Landon, un guerrero elfo al que se le encarga investigar -y solucionar- el motivo por el que las caravanas de provisiones han dejado de llegar a la aldea.
Comentario personal: Lo que más llama la atención cuando uno lee La montaña de los espejos es, indudablemente, lo poco que se parece a un librojuego y lo mucho que se parece a una novela cualquiera de Reinos Olvidados o Dragonlance. La sensación de ir por un camino marcado con muy pocas ramificaciones que terminan de inmediato o devuelven a esa trama principal que se experimenta leyendo Las cavernas del terror se multiplica por mil en este segundo volumen de la colección.
Efectivamente La montaña de los espejos sigue una ruta aún más estricta, llegando a tener tramos de más de quince hojas que se leen seguidas sin una sola elección. Salta a la vista que, una vez más, se trata de una simple historia de aventuras salpicada aquí y allá con alguna disyuntiva que ni siquiera es capaz de convencer al lector de que está leyendo un librojuego, porque a menudo esas tres o cuatro opciones que se nos dan van a parar al mismo sitio tras unas pocas páginas.
Por si esto fuera poco, en al menos una ocasión (quizá dos) el libro comete el peor de los errores: un fallo de continuidad. En la fiebre de llevarnos por el trayecto establecido, pueden mencionarse sucesos que solo se han dado en uno de los caminos para llegar a esa página, pero no necesariamente el que ha seguido el lector.
A su favor hay que decir que el argumento está mucho más trabajado que el del primer libro, la introducción es bastante buena (en este caso se agradecen esas páginas adicionales para lograr una mejor inmersión) y hay un objetivo más interesante y heroico que el ultracliché "encontrar un tesoro". Por otro lado hay menos combates aleatorios y de algún modo se favorece el actuar con sigilo, pero también es palpable que con un sistema de hoja y dados los combates habrían tenido más chispa. El gigante de hielo parecía a priori un villano interesante, pero en realidad nunca se tiene ocasión de combatir con él, y la tormentosa relación que tiene con su mascota cría de dragón podría haber dado mucho más de sí.
Las ilustraciones de Holloway, de nuevo, son lo mejor del libro, aunque hay que decir que a veces da la impresión de que el protagonista fuera un mediano más que un elfo.
En definitiva, otro ejercicio fallido de la autora en lo que a crear un librojuego se refiere. La historia se acaba haciendo larga y aburrida en tanto en cuanto el lector siente que no está aportando nada a la experiencia.
Efectivamente La montaña de los espejos sigue una ruta aún más estricta, llegando a tener tramos de más de quince hojas que se leen seguidas sin una sola elección. Salta a la vista que, una vez más, se trata de una simple historia de aventuras salpicada aquí y allá con alguna disyuntiva que ni siquiera es capaz de convencer al lector de que está leyendo un librojuego, porque a menudo esas tres o cuatro opciones que se nos dan van a parar al mismo sitio tras unas pocas páginas.
Por si esto fuera poco, en al menos una ocasión (quizá dos) el libro comete el peor de los errores: un fallo de continuidad. En la fiebre de llevarnos por el trayecto establecido, pueden mencionarse sucesos que solo se han dado en uno de los caminos para llegar a esa página, pero no necesariamente el que ha seguido el lector.
A su favor hay que decir que el argumento está mucho más trabajado que el del primer libro, la introducción es bastante buena (en este caso se agradecen esas páginas adicionales para lograr una mejor inmersión) y hay un objetivo más interesante y heroico que el ultracliché "encontrar un tesoro". Por otro lado hay menos combates aleatorios y de algún modo se favorece el actuar con sigilo, pero también es palpable que con un sistema de hoja y dados los combates habrían tenido más chispa. El gigante de hielo parecía a priori un villano interesante, pero en realidad nunca se tiene ocasión de combatir con él, y la tormentosa relación que tiene con su mascota cría de dragón podría haber dado mucho más de sí.
Las ilustraciones de Holloway, de nuevo, son lo mejor del libro, aunque hay que decir que a veces da la impresión de que el protagonista fuera un mediano más que un elfo.
En definitiva, otro ejercicio fallido de la autora en lo que a crear un librojuego se refiere. La historia se acaba haciendo larga y aburrida en tanto en cuanto el lector siente que no está aportando nada a la experiencia.
Puntuación: 4.
A mi
ResponderEliminarMe encanto !!!!!!!! Lo leí como en 1989.
Y me
Motivo a leer!
Es una pena que lo de leer no te sirviera para aprender a escribir.
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