Autor: Edward Packard.
Ilustrador: Paul Granger.
Fecha de publicación: 1985 (Original 1981).
Número de páginas: 53.
Número de fines: 12 (Buenos: 1 - Regulares: 11 - Malos: 0).
Sinopsis: Tus tíos Harry y Alice trabajan en el circo que este verano visita tu ciudad, y te invitan a echar una ojeada antes del estreno.
Comentario personal: A pesar de que El circo es el noveno número de Globo Azul, en EEUU fue el que inauguraba la colección. Esto es relevante en tanto en cuanto guarda un obvio parecido con su inmediato sucesor, La casa encantada, tratándose en ambos casos de libros enfocados a un público realmente infantil, plagados de dibujos, tirando de dos tópicos entre los tópicos (un circo y una mansión encantada) y con un desarrollo de la acción totalmente carente de intriga u objetivos, más allá de descubrir el mundo del librojuego a los más pequeños.
Con todo, incluso tratándose de obras tan peculiares como estas dos, la mano de sus autores queda patente: allí donde Montgomery juntó encuentros totalmente aleatorios y conclusiones sin relación alguna como en un cajón de sastre, Packard se lo trabaja un poco más y, aunque no puede esperarse nada realmente emocionante de las vivencias de un niño en un circo, dota de cierto sentido y un hilo argumental (muy básico, pero hilo al fin y al cabo) a su libro debut.
Más allá de eso no hay nada: entre acróbatas, domadores y payasos se pasan las páginas y lo único que el lector tiene que decidir es si se inclina más por ver una cosa o la otra. Solamente he podido considerar bueno un fin en el que el protagonista pasa todo el verano trabajando en el circo y se convierte en uno más del equipo, porque en el resto de fines la aventura concluye al final del día con el niño viendo el espectáculo (o participando en el mismo) o incluso antes. Mención especial, eso sí, merece una última página con una especie de aclaración extra a uno de los fines, obviamente fruto, una vez más, del target del libro.
Las ilustraciones de Paul Granger, como de costumbre, son lo mejor del libro, incluso sin ser para tirar cohetes precisamente.
La conclusión es idéntica a la de La casa encantada: son libros muy difíciles de juzgar, ya que estamos hablando de otra liga. No hay una historia en la cual se apoyen, simplemente se limitan a una sucesión de eventos que al menos en El circo tienen una cierta correlación, pero no hay objetivo alguno ni es probable que persistan en la memoria dada su vacuidad.
Con todo, incluso tratándose de obras tan peculiares como estas dos, la mano de sus autores queda patente: allí donde Montgomery juntó encuentros totalmente aleatorios y conclusiones sin relación alguna como en un cajón de sastre, Packard se lo trabaja un poco más y, aunque no puede esperarse nada realmente emocionante de las vivencias de un niño en un circo, dota de cierto sentido y un hilo argumental (muy básico, pero hilo al fin y al cabo) a su libro debut.
Más allá de eso no hay nada: entre acróbatas, domadores y payasos se pasan las páginas y lo único que el lector tiene que decidir es si se inclina más por ver una cosa o la otra. Solamente he podido considerar bueno un fin en el que el protagonista pasa todo el verano trabajando en el circo y se convierte en uno más del equipo, porque en el resto de fines la aventura concluye al final del día con el niño viendo el espectáculo (o participando en el mismo) o incluso antes. Mención especial, eso sí, merece una última página con una especie de aclaración extra a uno de los fines, obviamente fruto, una vez más, del target del libro.
Las ilustraciones de Paul Granger, como de costumbre, son lo mejor del libro, incluso sin ser para tirar cohetes precisamente.
La conclusión es idéntica a la de La casa encantada: son libros muy difíciles de juzgar, ya que estamos hablando de otra liga. No hay una historia en la cual se apoyen, simplemente se limitan a una sucesión de eventos que al menos en El circo tienen una cierta correlación, pero no hay objetivo alguno ni es probable que persistan en la memoria dada su vacuidad.
Puntuación: 3.
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