Autor: Stephanie Spinner.
Ilustrador: Ted Enik.
Fecha de publicación: 1986 (Original 1985).
Número de páginas: 54.
Número de fines: 10 (Buenos: 4 - Regulares: 3 - Malos: 3).
Sinopsis: Tu tía Dottie te lleva con ella a Egipto para buscar un poderoso collar en la tumba de un faraón.
Comentario personal: La cuota de "egiptofilia" que en ETPA fue ocupada por El secreto de las pirámides tuvo su contrapartida en Globo Azul con La tumba de la momia. Ambos librojuegos guardan evidentes semejanzas, más allá de la obvia -la temática-, que ofrecen un resultado también similar: desaprovechamiento.
Obviamente La tumba de la momia cuenta con una coartada de la que no puede beneficiarse el otro libro: la falta de espacio. Como ya hemos visto otras veces, cincuenta escasas páginas no dan para gran cosa pero es inevitable preguntarse por qué entonces la autora esbozó alguna trama suplementaria que luego queda en nada: el orondo hombre árabe que tiene un lugar destacado en la portada y en la primera página apenas vuelve a aparecer una sola vez en todo el libro.
Este personaje también revela un error común a El secreto de las pirámides: la tía del protagonista es consciente de que hay una cuadrilla de contrabandistas que buscan el mismo collar que ella. Sin embargo, con todo el peligro que eso supone, decide invitar a su sobrino preadolescente a un viaje a todas luces inadecuado. Exactamente lo mismo que sucedía en el libro de Brightfield, porque parece ser que el protagonista de estos libros tenía que ser, a toda costa, alguien de edad similar al lector objetivo, aunque no tuviera ningún sentido a nivel de trama. Evidentemente no es excusa ya que en muchos libros esta innecesaria premisa no se cumple.
Para mí estos son los dos principales fallos del libro. Creo que incluso pese a su brevedad se podía haber tirado del hilo de los contrabandistas e incluir un fin muy al principio, alguna traición o emboscada si se decide ir al hotel, pero no. De hecho, esa primera elección es ilusoria porque de todas formas la tía Dottie insistirá en ir al desierto de inmediato. La única diferencia entre llegar de noche o cerca del amanecer es que este personaje es dejado de lado por estar durmiendo o por quedar inconsciente tras golpearse. Claramente un personaje que sobraba y que pone de manifiesto que habría sido mucho mejor que el protagonista fuese un joven arqueólogo y no hubiera ninguna irrelevante tía Dottie.
Pero en el lado positivo nos encontramos que al menos toda la acción de este libro transcurre en la pirámide, más concretamente en una edificación subterránea en un peñasco adyacente (no puedo imaginar el porqué ni qué necesidad había de excluir a las pirámides de todo esto). A diferencia de El secreto de las pirámides, que tenía precisamente como principal lastre toda la dispersión de sus tramas y lo poco que a la hora de la verdad tenía lugar en tan célebres mausoleos, La tumba de la momia se centra exclusivamente en ello y resulta un libro entretenido e intrigante, con los clásicos sucesos que todos imaginamos (jeroglíficos, laberintos, serpientes, etc.) y que acaba dejando un buen sabor de boca.
Las ilustraciones de Ted Enik son buenas como de costumbre, con un punto infantil (la portada no le hace justicia) pero muchísimo detalle en el fondo de cada dibujo. Posiblemente es el dibujante que más tiempo dedica a los fondos de sus ilustraciones y se nota.
En definitiva, un libro entretenido y bien resuelto, centrado en los elementos habituales de las historias de pirámides y momias que podría haber sido más redondo de haberse enriquecido un poco más de alguna trama apenas esbozada pero que al menos es más conciso y directo que El secreto de las pirámides y acaba dando un mejor resultado.
Obviamente La tumba de la momia cuenta con una coartada de la que no puede beneficiarse el otro libro: la falta de espacio. Como ya hemos visto otras veces, cincuenta escasas páginas no dan para gran cosa pero es inevitable preguntarse por qué entonces la autora esbozó alguna trama suplementaria que luego queda en nada: el orondo hombre árabe que tiene un lugar destacado en la portada y en la primera página apenas vuelve a aparecer una sola vez en todo el libro.
Este personaje también revela un error común a El secreto de las pirámides: la tía del protagonista es consciente de que hay una cuadrilla de contrabandistas que buscan el mismo collar que ella. Sin embargo, con todo el peligro que eso supone, decide invitar a su sobrino preadolescente a un viaje a todas luces inadecuado. Exactamente lo mismo que sucedía en el libro de Brightfield, porque parece ser que el protagonista de estos libros tenía que ser, a toda costa, alguien de edad similar al lector objetivo, aunque no tuviera ningún sentido a nivel de trama. Evidentemente no es excusa ya que en muchos libros esta innecesaria premisa no se cumple.
Para mí estos son los dos principales fallos del libro. Creo que incluso pese a su brevedad se podía haber tirado del hilo de los contrabandistas e incluir un fin muy al principio, alguna traición o emboscada si se decide ir al hotel, pero no. De hecho, esa primera elección es ilusoria porque de todas formas la tía Dottie insistirá en ir al desierto de inmediato. La única diferencia entre llegar de noche o cerca del amanecer es que este personaje es dejado de lado por estar durmiendo o por quedar inconsciente tras golpearse. Claramente un personaje que sobraba y que pone de manifiesto que habría sido mucho mejor que el protagonista fuese un joven arqueólogo y no hubiera ninguna irrelevante tía Dottie.
Pero en el lado positivo nos encontramos que al menos toda la acción de este libro transcurre en la pirámide, más concretamente en una edificación subterránea en un peñasco adyacente (no puedo imaginar el porqué ni qué necesidad había de excluir a las pirámides de todo esto). A diferencia de El secreto de las pirámides, que tenía precisamente como principal lastre toda la dispersión de sus tramas y lo poco que a la hora de la verdad tenía lugar en tan célebres mausoleos, La tumba de la momia se centra exclusivamente en ello y resulta un libro entretenido e intrigante, con los clásicos sucesos que todos imaginamos (jeroglíficos, laberintos, serpientes, etc.) y que acaba dejando un buen sabor de boca.
Las ilustraciones de Ted Enik son buenas como de costumbre, con un punto infantil (la portada no le hace justicia) pero muchísimo detalle en el fondo de cada dibujo. Posiblemente es el dibujante que más tiempo dedica a los fondos de sus ilustraciones y se nota.
En definitiva, un libro entretenido y bien resuelto, centrado en los elementos habituales de las historias de pirámides y momias que podría haber sido más redondo de haberse enriquecido un poco más de alguna trama apenas esbozada pero que al menos es más conciso y directo que El secreto de las pirámides y acaba dando un mejor resultado.
Puntuación: 6.
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