Autor: R. A. Montgomery.
Ilustrador: Paul Granger.
Fecha de publicación: 1984 (Original 1982).
Número de páginas: 54.
Número de fines: 12 (Buenos: 3 - Regulares: 7 - Malos: 2).
Sinopsis: Como hija de dos científicos especializados en robótica, decides recuperar e intentar arreglar un robot que tu padre había tirado, sin miramiento alguno, al cubo de la basura.
Comentario personal: Este libro me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, rompe (casi) definitivamente con el infantilismo extremo de La casa encantada y El circo (publicado más tarde en España), mientras que por el otro tiene algún leve momento pueril como el detallarte la cena ("ricas patatas fritas de churrería", para más señas) en un fin que podía haber concluido perfectamente un par de párrafos antes, o acabar en la cárcel por una tontería sin siquiera un juicio o una notificación a los padres. No es lo único, ya que suceden algunas cosas físicamente imposibles, como viajar a Venus agarrada a las piernas del robot, que restan credibilidad a un libro que, siendo fantástico de por sí, por lo menos sería verosímil según los patrones habituales de la ciencia-ficción.
Desgraciadamente hay alguna que otra chiquillería aislada (el típico malo-porque-sí encarnado por un conductor de camión recolector de metal) que contrasta con algunos fines que son inesperadamente adultos, especialmente aquel en que el robot descubre que no puede volar y ya no quiere seguir viviendo. Otro punto destacable es un fin en el que la protagonista viaja a un planeta de robots y es desmembrada para convertirla en una de ellos. En líneas generales es un libro muy atolondrado donde no dejan de suceder cosas, y eso ya es un avance aunque esas cosas no estén bien trenzadas. Sin duda un trabajo con más nubes que claros, pero los tiene.
Las ilustraciones de Paul Granger están en la media, algunas un poco inferiores y otras (como la de la página 18) a medio camino entre el humor y la inquietud.
En conclusión, un libro irregular posiblemente mejorable, pero con algún punto fuerte que permanece en la memoria y que le hace merecedor de futuras relecturas.
Desgraciadamente hay alguna que otra chiquillería aislada (el típico malo-porque-sí encarnado por un conductor de camión recolector de metal) que contrasta con algunos fines que son inesperadamente adultos, especialmente aquel en que el robot descubre que no puede volar y ya no quiere seguir viviendo. Otro punto destacable es un fin en el que la protagonista viaja a un planeta de robots y es desmembrada para convertirla en una de ellos. En líneas generales es un libro muy atolondrado donde no dejan de suceder cosas, y eso ya es un avance aunque esas cosas no estén bien trenzadas. Sin duda un trabajo con más nubes que claros, pero los tiene.
Las ilustraciones de Paul Granger están en la media, algunas un poco inferiores y otras (como la de la página 18) a medio camino entre el humor y la inquietud.
En conclusión, un libro irregular posiblemente mejorable, pero con algún punto fuerte que permanece en la memoria y que le hace merecedor de futuras relecturas.
Puntuación: 5.
¡Qué maravilla de página!
ResponderEliminarEncontré de casualidad por internet este libro de segunda mano y pensaba regalárselo a mi hijo, que es un amante de los robots. Buscando reseñas encontré tu web. ¡Gracias por el trabajo que haces!
Muchísimas gracias. :-)
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