Autor: Edward Packard.
Ilustrador: Don Hedin.
Fecha de publicación: 1988 (Original 1985).
Número de páginas: 115.
Número de fines: 16 (Buenos: 1 - Regulares: 8 - Malos: 7).
Sinopsis: Regresas a la cueva del tiempo en busca de nuevas aventuras o quizá una época distinta en la que vivir.
Comentario personal: Seis años después del inicio de la serie con La cueva del tiempo, Edward Packard decidió revisitar su clásico dándole un enfoque más maduro. Efectivamente se nota que Regreso a la cueva del tiempo es un libro mucho más trabajado, pero como quiera que el frenético baile de posibilidades sin fin del original era al mismo tiempo que su mayor defecto también su mayor virtud, es la falta de esa virtud la que hace que la secuela no llegue al nivel de su predecesor.
En cierto modo, Regreso a la cueva del tiempo recuerda un poco a Montgomery, ya que tiene algún escarceo pacifista y metafísico que no es demasiado habitual en Packard. De nuevo, supongo que es parte de una búsqueda en pos de la seriedad y la trascendencia y esto desde luego es algo positivo. El problema tal vez es que el punto de partida de la historia es tremendamente simple (ni siquiera se explica por qué el protagonista decide volver a la cueva, ni si tiene planes de irse para siempre), y por tanto un tono pretendidamente adulto casa mal con esta premisa.
Lógicamente, consecuencia de lo expuesto, es un libro con muy pocos fines (solo 16, algo nada común en los primeros cincuenta ejemplares) porque se toma bastantes páginas para desarrollar cada historia. También se debe en parte a que, como sucedía en Te conviertes en tiburón, hay algunos episodios que bien podrían acabar en tragedia que sin embargo son reciclados en una nueva elección. No importa el momento ni el lugar, cada caída, cada estancia subterránea puede conducir de vuelta a la cueva del tiempo para continuar la aventura. Si esto en sí mismo ya me parece un defecto innecesario (porque quita valor a algunas decisiones), peor es el hecho de que la cueva del tiempo te pueda transportar a la bodega de un barco en medio del océano, cosa totalmente imposible. Está claro que hablamos de ficción, pero una cosa es que una salida de la cueva te lleve a un sótano en ruinas, y otra que aparezcas por arte de magia en algo que no está en ningún modo conectado a la tierra. No es verosímil.
Lo positivo del mayor desarrollo de cada ramificación probablemente no compense el drástico descenso de las mismas. Es verdad que en algunos momentos de La cueva del tiempo era desesperante que nada más salir a una nueva época tuvieras la opción de volver a entrar en la cueva, pero en Regreso a la cueva del tiempo el protagonista parece tremendamente conformista. Pocas son las ocasiones en que se plantea volver a la cueva para intentar viajar a otro tiempo. Acepta vivir en la prehistoria, acepta vivir a finales del XVIII en Tahití, acepta vivir en una Tierra devastada, acepta vivir en un planeta remoto de la Vía Láctea... Esto, unido a la falta de explicaciones de por qué buscar de nuevo la cueva, hace que el lector (al menos yo) guarde una cierta distancia con el personaje principal, porque es difícil meterse en su cabeza cuando en ningún momento se sabe lo que pasa por ella.
El reparto de las escasas tramas tampoco me satisface. En el pasado (que ocupa 10 fines, casi dos tercios del libro) solamente se desarrollan las dos mencionadas arriba, y por momentos parece que Edward Packard esté intentando hacer algo parecido a un libro de La Máquina del Tiempo. En el futuro realmente hay un punto de partida que luego puede dividirse en varias pequeñas historias pero ninguna trama está excesivamente desarrollada en realidad. Quizá lo más llamativo es que más allá de visitar pasado y futuro, puede decirse que Regreso a la cueva del tiempo no es en absoluto lo que cabría esperar de un libro con una cueva del tiempo. Se visitan pocas épocas y lugares y aunque las tramas del pasado estén más desarrolladas no compensa lo que se pierde en diversidad y originalidad.
Regreso a la cueva del tiempo fue el último libro de la colección original ilustrado por Don Hedin (Paul Granger). En la edición española de Timun Mas todavía restaba por ver la luz La flecha fantasma, que por algún motivo salió muy tarde en comparación. Las ilustraciones están bastante bien, en la media del dibujante, pero saber que fueron las últimas le dan un valor añadido.
En conclusión, una secuela engañosa del primer libro de la colección, demasiado centrada en dos o tres tramas que quizá no merecen tanto la pena, y sin la ingenuidad y descaro de La cueva del tiempo. Una apuesta interesante pero insatisfactoria.
En cierto modo, Regreso a la cueva del tiempo recuerda un poco a Montgomery, ya que tiene algún escarceo pacifista y metafísico que no es demasiado habitual en Packard. De nuevo, supongo que es parte de una búsqueda en pos de la seriedad y la trascendencia y esto desde luego es algo positivo. El problema tal vez es que el punto de partida de la historia es tremendamente simple (ni siquiera se explica por qué el protagonista decide volver a la cueva, ni si tiene planes de irse para siempre), y por tanto un tono pretendidamente adulto casa mal con esta premisa.
Lógicamente, consecuencia de lo expuesto, es un libro con muy pocos fines (solo 16, algo nada común en los primeros cincuenta ejemplares) porque se toma bastantes páginas para desarrollar cada historia. También se debe en parte a que, como sucedía en Te conviertes en tiburón, hay algunos episodios que bien podrían acabar en tragedia que sin embargo son reciclados en una nueva elección. No importa el momento ni el lugar, cada caída, cada estancia subterránea puede conducir de vuelta a la cueva del tiempo para continuar la aventura. Si esto en sí mismo ya me parece un defecto innecesario (porque quita valor a algunas decisiones), peor es el hecho de que la cueva del tiempo te pueda transportar a la bodega de un barco en medio del océano, cosa totalmente imposible. Está claro que hablamos de ficción, pero una cosa es que una salida de la cueva te lleve a un sótano en ruinas, y otra que aparezcas por arte de magia en algo que no está en ningún modo conectado a la tierra. No es verosímil.
Lo positivo del mayor desarrollo de cada ramificación probablemente no compense el drástico descenso de las mismas. Es verdad que en algunos momentos de La cueva del tiempo era desesperante que nada más salir a una nueva época tuvieras la opción de volver a entrar en la cueva, pero en Regreso a la cueva del tiempo el protagonista parece tremendamente conformista. Pocas son las ocasiones en que se plantea volver a la cueva para intentar viajar a otro tiempo. Acepta vivir en la prehistoria, acepta vivir a finales del XVIII en Tahití, acepta vivir en una Tierra devastada, acepta vivir en un planeta remoto de la Vía Láctea... Esto, unido a la falta de explicaciones de por qué buscar de nuevo la cueva, hace que el lector (al menos yo) guarde una cierta distancia con el personaje principal, porque es difícil meterse en su cabeza cuando en ningún momento se sabe lo que pasa por ella.
El reparto de las escasas tramas tampoco me satisface. En el pasado (que ocupa 10 fines, casi dos tercios del libro) solamente se desarrollan las dos mencionadas arriba, y por momentos parece que Edward Packard esté intentando hacer algo parecido a un libro de La Máquina del Tiempo. En el futuro realmente hay un punto de partida que luego puede dividirse en varias pequeñas historias pero ninguna trama está excesivamente desarrollada en realidad. Quizá lo más llamativo es que más allá de visitar pasado y futuro, puede decirse que Regreso a la cueva del tiempo no es en absoluto lo que cabría esperar de un libro con una cueva del tiempo. Se visitan pocas épocas y lugares y aunque las tramas del pasado estén más desarrolladas no compensa lo que se pierde en diversidad y originalidad.
Regreso a la cueva del tiempo fue el último libro de la colección original ilustrado por Don Hedin (Paul Granger). En la edición española de Timun Mas todavía restaba por ver la luz La flecha fantasma, que por algún motivo salió muy tarde en comparación. Las ilustraciones están bastante bien, en la media del dibujante, pero saber que fueron las últimas le dan un valor añadido.
En conclusión, una secuela engañosa del primer libro de la colección, demasiado centrada en dos o tres tramas que quizá no merecen tanto la pena, y sin la ingenuidad y descaro de La cueva del tiempo. Una apuesta interesante pero insatisfactoria.
Puntuación: 6.
La Trilogía dorada! No puedo ser objetivo con Packard, todas sus obras me han parecido geniales.
ResponderEliminarPor una vez no suscribo vuestro comentario. A mí me gusta tanto o más que el original y, en esta ocasión, la narración sale beneficiada de un tono más adulto, lo cual se agradece. Algunos finales son especialmente siniestros y desoladores y consiguen que el lector se replantee su lugar en el mundo. Esto es un signo no sólo de la calidad del libro sino de una filosofía profunda que no casa para nada con ese pacifismo barato al que hacéis referencia. Algunos finales me dejan con un nudo en la garganta; sobre todo aquellos en los que el protagonista acepta una felicidad ficticia como alternativa de vida. Me parecen tenebrosos y profundamente existenciales. Me dejan un mal sabor de boca difícil de curar . . .
ResponderEliminarYo tampoco puedo ser objetivo con este libro, a mí me encantó desde el primer momento y algunas de sus tramas me parecen sencillamente magistrales. El bucle del tiempo en el que tus compañeros de clase no te reconocen es una idea brillante y la habéis pasado por alto, el encuentro con Celeste 433, el Oráculo del Tiempo -el cual creo recordar que no aparecía en la primera entrega-, etc. El libro está lleno de momentos especiales que marcaron mi infancia y la de muchos niños de los 80 . . .
Mi valoración es alta, yo le doy un ocho y medio. Además está muy bien escrito teniendo en cuenta la calidad de los antecesores. No era un desafío fácil y Packard lo resuelve con solvencia demostrando, una vez más, su maestría y su capacidad. Mis respetos para este autor. Yo, en cambio, no veo parecido alguno con los libros de Montgomery, para mí es un libro muy de su autor, y muy bueno ! Lleno de imaginación y de buenas ideas . . . brillante ! !
Por si fuera poco, las ilustraciones son un valor añadido que aumenta la calidad del libro. Es, junto a El Misterio del Albergue del Eco, mi libro favorito de la colección . . .
El oráculo del tiempo si aparecía en una de las historias del primer libro
EliminarEste es uno que aunque es cierto que cuesta empatizar con el protagonista conformista te dejan pensando loa finales. Sobre todo el de la guerra más justa en el futuro, el de Sintra (la ilustración de ese final es genial) , el del barco de esclavos o la parte de la cascadas con los neardentales es sumamente madura. Lo que me deja inconforme es lo corta que es la aventura del único final bueno. En fin, para mi es de lo más interesantes de la colección.
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