Autor: Meryl Siegman.
Ilustrador: Ted Enik.
Fecha de publicación: 1989 (Original 1987).
Número de páginas: 111.
Número de fines: 19 (Buenos: 3 - Regulares: 12 - Malos: 4).
Sinopsis: Eres un niño hawaiano en busca de una cimitarra legendaria que, se dice, tiene el poder de detener las erupciones del inmenso volcán Haleakalā en la isla de Maui, donde vives.
Comentario personal: La cimitarra de plata fue el único librojuego que escribió Meryl Siegman, autora de la que es difícil encontrar datos fiables. Mi primera impresión es que se trataría de una escritora hawaiana que decidió dejar su propio sello cultural en la colección, y si bien es verdad que no hay forma de saberlo, lo cierto es que este libro ofrece poco más que un cierto bagaje informativo sobre el llamado "quincuagésimo estado".
En justicia, La cimitarra de plata resulta un número relativamente entretenido, con las dosis adecuadas de acción y una trama clara y suficientemente variada sin incurrir en la dispersión. Entre las cosas más positivas que encuentro destaca sin duda el hecho de que la cimitarra solo sea encontrada por el protagonista una vez en todo el libro, lo cual tiene un doble efecto favorable: por un lado hace que el éxito completo no se alcance con demasiada facilidad, y de paso forja una sólida consistencia porque significa que de todos los lugares posibles donde podía estar, solo está en ese (prueba de ello es que buscarla en cualquier otro sitio dará como resultado no encontrarla). Otra cosa es el volcán, que entra en erupción en cerca de la mitad de ramificaciones y no lo hace en las restantes. Error de bulto.
Además de esta inconsistencia volcánica, el libro peca de tener demasiados fines que no lo son (sí, de los montgomerianos), a veces simplemente por renunciar a la búsqueda de la cimitarra, pero otros mucho peores donde queda totalmente en el aire el destino del protagonista, y uno debe hacer el esfuerzo de imaginar el resultado según sea el tono de la narración. Un tono, por cierto, que tiende a ser demasiado infantil en general, y aunque es innegable que en este libro no chirría el hecho de que el protagonista sea un niño (tiene sentido en la historia), supone un lastre a la hora de aproximarse a él cuando se tiene una cierta edad. De hecho, si La cimitarra de plata hubiese sido publicado (con algunos cambios) en Globo Azul, a nadie le habría extrañado.
Las normalmente buenas ilustraciones de Ted Enik dejan esta vez un regusto agridulce (más tirando hacia el agrio, en realidad), con menos detalle en los fondos de lo que en él es habitual, y cierta dejación en los rostros de personajes y yeguas.
En definitiva, un clásico libro de aventuras, entretenido y de especial interés para quien quiera sumergirse por un rato en el Hawaii menos paradisíaco (y no tenga a mano la estupenda The Descendants), pero un tanto infantil y en cierto modo laxo para quien busque algo más trabajado.
En justicia, La cimitarra de plata resulta un número relativamente entretenido, con las dosis adecuadas de acción y una trama clara y suficientemente variada sin incurrir en la dispersión. Entre las cosas más positivas que encuentro destaca sin duda el hecho de que la cimitarra solo sea encontrada por el protagonista una vez en todo el libro, lo cual tiene un doble efecto favorable: por un lado hace que el éxito completo no se alcance con demasiada facilidad, y de paso forja una sólida consistencia porque significa que de todos los lugares posibles donde podía estar, solo está en ese (prueba de ello es que buscarla en cualquier otro sitio dará como resultado no encontrarla). Otra cosa es el volcán, que entra en erupción en cerca de la mitad de ramificaciones y no lo hace en las restantes. Error de bulto.
Además de esta inconsistencia volcánica, el libro peca de tener demasiados fines que no lo son (sí, de los montgomerianos), a veces simplemente por renunciar a la búsqueda de la cimitarra, pero otros mucho peores donde queda totalmente en el aire el destino del protagonista, y uno debe hacer el esfuerzo de imaginar el resultado según sea el tono de la narración. Un tono, por cierto, que tiende a ser demasiado infantil en general, y aunque es innegable que en este libro no chirría el hecho de que el protagonista sea un niño (tiene sentido en la historia), supone un lastre a la hora de aproximarse a él cuando se tiene una cierta edad. De hecho, si La cimitarra de plata hubiese sido publicado (con algunos cambios) en Globo Azul, a nadie le habría extrañado.
Las normalmente buenas ilustraciones de Ted Enik dejan esta vez un regusto agridulce (más tirando hacia el agrio, en realidad), con menos detalle en los fondos de lo que en él es habitual, y cierta dejación en los rostros de personajes y yeguas.
En definitiva, un clásico libro de aventuras, entretenido y de especial interés para quien quiera sumergirse por un rato en el Hawaii menos paradisíaco (y no tenga a mano la estupenda The Descendants), pero un tanto infantil y en cierto modo laxo para quien busque algo más trabajado.
Puntuación: 5'5.
Genial como siempre, celebro mucho tu regreso!
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