Autor: Richard Brightfield.
Ilustrador: Ted Enik (Portada de Ralph Reese).
Fecha de publicación: 1989 (Original 1984).
Número de páginas: 118.
Número de fines: 22 (Buenos: 7 - Regulares: 6 - Malos: 9.
Sinopsis: Tras mantener correspondencia epistolar con una prima inglesa durante cierto tiempo, recibes una invitación a su residencia en Devon.
Comentario personal: Este es otro de los libros que tardó un mundo en ser editado en España, no sé bien por qué razón. A pesar de que es el tercer trabajo de Brightfield aquí salió en sexto lugar, por detrás de los estupendos La guarida de los dragones y Sombra mortal. Esto en principio no debería tener ninguna relevancia, pero lo cierto es que parece un paso atrás que su orden original explica en buena medida: el estilo que poco a poco va refinando todo autor a fuerza de escribir (y atender a las críticas constructivas de lo publicado) no es tan palpable en La maldición de Batterslea Hall, que queda varios peldaños por debajo de los trabajos posteriores de Brightfield.
Además, su tardía publicación en España hace que lo que podía haber parecido un argumento original pierda todo su efecto, pues es inevitable la comparación con El misterio del medallón escocés: una pariente británica, un castillo-mansión problemático (o encantado), personajes sospechosos... demasiados puntos en común para un libro que, fuera de estos, no tiene gran cosa reseñable. Probablemente esa misma ambientación misteriosa y un tanto detectivesca sea lo mejor a destacar, pero lo cierto es que demasiadas ramificaciones (las que transcurren fuera del castillo) llegan a sus fines dejando las explicaciones en el aire. La única manera de poder cuadrar el puzle es explorar la parte de la trama que sucede dentro de Batterslea Hall.
Además, esta parte es mucho más intrigante y divertida, con varios puntos siniestros realmente brillantes y con los alicientes que uno esperaría encontrar en un libro de esta temática: una mansión inquietante, pasadizos entre habitaciones, conversaciones escuchadas a hurtadillas, desapariciones inexplicables... si todo el libro fuera como esta mitad, estaríamos hablando de un resultado muy diferente. Por desgracia, todas las tramas que transcurren sin siquiera haber llegado a entrar en la hacienda que da nombre al libro son bastante descafeinadas, como si hubiesen sido escritas con prisa, una vez completado el argumento principal en menos espacio del necesario, añadiendo muchas cosas que son puro relleno (incluso viajes en el tiempo sin pies ni cabeza), y llegando a los fines de forma precipitada y sin apenas explicaciones. Curiosamente el libro goza de una consistencia bastante decente, ya que el fin de la historia (siempre y cuando la protagonista esté viva para comprobarlo) suele ser el mismo de una forma u otra. El problema es que a menudo se llega a ese final desde fuera, sin saber qué ha pasado ni por qué.
Las ilustraciones de Ted Enik vuelven a tener mucho detalle en los fondos, y su visión de Lady Darkness contribuye en gran medida a hacer de ella un personaje terrible, el punto fuerte del libro.
En conclusión, una obra oscura de misterio, con una muy buena ambientación y una mitad del libro bastante aceptable, pero por desgracia otra parte muy floja y falta de explicaciones, como si el autor no hubiese tenido más ideas para sacar partido a lo que podía haber sido un número notable.
Además, su tardía publicación en España hace que lo que podía haber parecido un argumento original pierda todo su efecto, pues es inevitable la comparación con El misterio del medallón escocés: una pariente británica, un castillo-mansión problemático (o encantado), personajes sospechosos... demasiados puntos en común para un libro que, fuera de estos, no tiene gran cosa reseñable. Probablemente esa misma ambientación misteriosa y un tanto detectivesca sea lo mejor a destacar, pero lo cierto es que demasiadas ramificaciones (las que transcurren fuera del castillo) llegan a sus fines dejando las explicaciones en el aire. La única manera de poder cuadrar el puzle es explorar la parte de la trama que sucede dentro de Batterslea Hall.
Además, esta parte es mucho más intrigante y divertida, con varios puntos siniestros realmente brillantes y con los alicientes que uno esperaría encontrar en un libro de esta temática: una mansión inquietante, pasadizos entre habitaciones, conversaciones escuchadas a hurtadillas, desapariciones inexplicables... si todo el libro fuera como esta mitad, estaríamos hablando de un resultado muy diferente. Por desgracia, todas las tramas que transcurren sin siquiera haber llegado a entrar en la hacienda que da nombre al libro son bastante descafeinadas, como si hubiesen sido escritas con prisa, una vez completado el argumento principal en menos espacio del necesario, añadiendo muchas cosas que son puro relleno (incluso viajes en el tiempo sin pies ni cabeza), y llegando a los fines de forma precipitada y sin apenas explicaciones. Curiosamente el libro goza de una consistencia bastante decente, ya que el fin de la historia (siempre y cuando la protagonista esté viva para comprobarlo) suele ser el mismo de una forma u otra. El problema es que a menudo se llega a ese final desde fuera, sin saber qué ha pasado ni por qué.
Las ilustraciones de Ted Enik vuelven a tener mucho detalle en los fondos, y su visión de Lady Darkness contribuye en gran medida a hacer de ella un personaje terrible, el punto fuerte del libro.
En conclusión, una obra oscura de misterio, con una muy buena ambientación y una mitad del libro bastante aceptable, pero por desgracia otra parte muy floja y falta de explicaciones, como si el autor no hubiese tenido más ideas para sacar partido a lo que podía haber sido un número notable.
Puntuación: 6.
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